Desarrollo psicomotor del recién nacido

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Desarrollo psicomotor del recién nacido
Para un adecuado desarrollo psicomotor el entorno del niño es fundamental: entre los factores de riesgo que pueden afectar al desarrollo psicomotor durante el primer mes de vida está cualquier proceso que haya podido afectar durante el embarazo o el parto, como las infecciones, los partos complicados o la prematuridad.


Tras el parto es fundamental procurar al niño entornos agradables, tranquilos y fomentar la presencia de estímulos suaves, en moderado número y que inviten a la tranquilidad y al sosiego, nunca al hiperestímulo y la sobreexcitación del niño. Entre los factores que podrían comprometer el desarrollo están las infecciones, los traumatismos (especialmente en la cabeza) o los ambientes familiares “tensos”, pues se genera un clima poco agradable para el niño que no le invita al estímulo.
Los recién nacidos tienen lo que se llama “hipertonía fisiológica”, es decir, nacen con los brazos y los pies encogidos, de forma que tienen la famosa “postura fetal” en forma de libro semiabierto. Los puños suelen estar cerrados, aunque es fácil abrírselos. Eso sí, debe mover bien ambos brazos y piernas. Notarás que ocasionalmente emite algún gemido o sonido y que reacciona a los sonidos, especialmente los muy sonoros o bruscos. A los pocos días de vida ya comienza a distinguir luces y bultos y distinguir sonidos, por lo que puede responder a la cara y a la voz de los padres. Hacia las 3-4 semanas de vida, notarás que empieza a tener un atisbo de sonrisa, que inicialmente será de satisfacción (al notar tu voz o tras las tomas, por ejemplo).
Normalmente los recién nacidos (más conforme se acercan al mes de vida) suelen reaccionar con los ruidos bruscos, se tranquilizan en brazos de los padres, empiezan a fijar la mirada en puntos de interés (como la cara de la madre) y suelen empezar a levantar la cabeza cuando se les pone boca abajo.


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