Dermatitis de origen alérgico

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Se producen como consecuencia de una respuesta de tipo alérgico de la piel a una sustancia. Uno de los grandes problemas para localizar dicha sustancia es que la reacción puede verse hasta unas 12 horas después del contacto, lo que complica mucho sospechar cuál es la causa o sustancia.



Algunas de ellas, muy habituales durante la infancia, son el níquel (presente en algunos botones metálicos de la ropa de niños), la savia de algunas plantas, la fibra o gomas de determinadas ropas y por supuesto preparados farmacológicos o cosméticos en forma de cremas, champúes, jabones, etc.

Estos cuadros son habituales en edad escolar, y siempre es recomendable que sean supervisados por un dermatólogo, que indicará la oportuna realización de las conocidas como “pruebas de alergia” cuando exista una sospecha sobre las causas que puedan estar produciéndola. Una vez localizada la sustancia que produce el cuadro el tratamiento fundamental es muy fácil, pues consiste en eliminar el contacto con dicha sustancia.

En los brotes agudos el niño se puede beneficiar de la aplicación de compresas frías o incluso pomadas o cremas con corticoides suaves (que recuerda deben ser siempre prescritas por tu médico). Los casos más severos o los crónicos exigen un seguimiento más estrecho por parte del pediatra o del dermatólogo.